domingo, diciembre 27, 2009

No line on the horizon

Siento un irresistible deseo de empuñar pluma y papel.


Deseo encontrar esa primera sensación, esa imagen visual, ese estado de ánimo, esa melodía que entra en tu cabeza sin que te des cuenta y no te abandona si no es por el sudor de la mano cuando empuña un bolígrafo.


Deseo derrotar una vez más a los fantasmas de la página en blanco, al horrible y vacío cañón que apunta directamente a mi frente cuando busco en mi alma algo que merezca la pena ser contado.


Querría poder vibrar al ritmo que marcan mis pies y mis latidos cuando una tras otra, como atadas por un invisible lazo, las palabras que buscaba surgen, caóticas pero entregadas, inexplicables pero comprensibles.


Quiero recuperarme, quiero encontrarme.


Incluso ahora, cuando dejo que sean mis dedos los que hablen y es el vacío el que puebla mi mente, cuando todo parece nada y significa menos aún, así como era cuando todo surgía de manera grácil y espontánea, e inocentemente lo guardaba pensando que eran delirios sin valor….


Incluso ahora, miro fijamente al folio y lo sigo viendo blanco.
Miro mis propios ojos y parecen a punto de ser devorados por un espíritu sombrío que año tras año se apodera irremediablemente de todo aquello que una vez me hizo sentir pleno.


Incluso ahora, cargo mis armas como el soldado que sabe que va a morir.
El deseo no es suficiente, el ritual previo es inútil, aquello que has hecho incontables veces, una detrás de otra no puede cubrir ese hueco.


Ese hueco es la línea que separa dos mundos muy distintos.


En uno de ellos habitan aquellos que no son conscientes de su potencial. Guardan bajo su pecho un don, que no han descubierto, o que les ha aterrado. El mundo, ni siquiera su mundo más próximo, será jamás estremecido por la suprema energía de ese potencial desaprovechado.


En el otro lado viven aquellos que han aceptado el peso de su deber. Saben cómo cargar con él, incluso disfrutan con ello. Son aquellos que han descubierto el modo de mostrar su alma a los demás, de tocar los corazones de la gente.


En estos momentos el horizonte es una gran línea que cruza debajo de tu cama.
Es al despertar cuando el azar decide a que lado estarás ese día.


Yo seguiré intentando borrarla con palabras vacías y grandilocuentes, con alardes imaginativos absurdos sin ningún alma detrás de ellos.
Puede que un día alguien me lleve al otro lado.


0 comentarios:

Publicar un comentario